A medio gas o menos, marchan los trabajos de la línea del AVE en el tramo más complicado de la LAV Madrid-Galicia, el que une los puntos de Prado y Cerdedelo en los concellos ourensanos de Vilar de Barrio y Laza.
En cualquier caso, los trabajos no se han paralizado al completo, como señalaron algunas informaciones difundidas en algunos medios, y las bocas que se han tapiado ha sido porque los trabajos han completado ciclo y porque los túneles empezaban a ser utilizados por intrusos de forma temeraria.

Al completarse las labores de tunelado en algunos subtramos del que es el tramo más caro de la Alta Velocidad en este país, la actividad en la zona ha disminuido considerablemente y la intensidad se ha rebajado de forma considerable. Situación que se hacía visible estos viernes, 16, y sábado, 17, en los que la actividad se reducía a mínimos con muchos trabajadores de descanso a partir de la fecha de este 15 de agosto.
Una situación hasta ahora poco menos que imposible, cuando los trabajos estaban a pleno apogeo.

A ello ha contribuido un clima de general descontento entre los trabajadores por los recortes salariales que se han venido acentuando en las últimas semanas. Las empresas que componen las UTEs adjudicatarias de los diferentes tramos y subtramos, han eliminados todos los complementos salariales, "que ya no eran muchos", señalan algunos trabajadores, incluidas dietas y cualquier otro gasto.
Una situación que los propietarios y empleados de los chiringos de comidas y bebidas que se han montado para la ocasión a pie de tajo confirman y dicen notar, cuando coinciden en señalar que "esto ya no es lo que fue, y alguno se lleva el bocadillo al trabajo o lo trae ya de casa".

Tampoco faltan los que han abandonado y han vuelto a casa, varios de ellos andaluces que han retornado a Cádiz, Córdoba o Jaén. O que se lo están pensando: "para lo que ganamos aquí, con un poco menos en el peor de los casos estamos mejor en nuestra tierra con nuestra gente".
Todos coinciden que "esto ya no es lo que era". Hasta aquí ha llegado la crisis. Y frente a la prosperidad que antaño deparaban largas jornadas prolongadas en horas hasta donde el cuerpo aguantaba y siempre remuneradas, ya no hay tal ni, si las hay, están bien pagadas.
Frente al pan para hoy, y hambre para mañana con el que entonces algunos contestaban aquellos excesos laborales, hoy todos coinciden en que "ganamos una miseria" o "esto es una mierda". Algunos aseguran que "no se puede venir de Cádiz para ganar poco más de mil euros".