Inasequibles al desaliento (de continuar en la poltrona), ajenas a todos y cualquier consejo de relevo que se les dio, sólo la derrota electoral del pasado 24 de mayo ha llevado a dos históricas alcaldesas de esta provincia a renunciar a su acta de concelleira es decir, a dejarlo e irse a casa. Pero lo han hecho sin la menor publicidad y se ha tardado bastantes días en confirmar que Conchita Méndez Gándara y María del Pilar Otilia López García abandonan la política.

El pasado 24 de mayo, ambas perdieron, respectivamente, las alcaldías de Sandiás y Ramirás al no lograr revalidar la mayoría absoluta de todos los procesos electorales de la etapa democrática a los que, uno tras otro, se presentaron cada cuatro años. Provenientes ambas del centro, coagas y centristas, ambas se convirtieron en las alcaldesas más veteranas de la provincia después del fallecimiento de Marina Cuquejo, la alcaldesa de Cualedro, y el abandono sin necesidad de perder la alcaldía de San Cibrao das Viñas de Elisa Nogueira Méndez.

El PPdeOu salva en los casos de Ramirás y Sandiás el relevo general que se antojaba natural desde dentro y fuera del partido, pero lo hace a costa de perder sendos gobiernos y no, exactamente, por voluntad de las dimisionarias. Aunque el presidente del partido ha indicado en casos recientes como los de O Carballiño y Baños de Molgas que quien pierde lo paga (ambos alcaldes pierden el escaño en la Deputación que han venido ocupando), Baltar Blanco tendrá que seguir insistiendo en que casos como los de Taboadela y Vilar de Barrio resuelvan la sucesión de Manuel Gallego Vila y Julio Pérez Carballo, respectivamente, antes de que pierdan la alcaldía y el PP los gobiernos. Extremos que cada vez se aproximan más.

La sucesión sigue siendo uno de los principales problemas del PP en esta provincia porque ya lo fue en Coalición Galega y en Centristas de Galicia, formaciones cuyas estructuras heredó el Partido Popular. El caso de Vilar de Barrio lo ejemplariza perfectamente, y corre por A Limia que el veterano Pérez Carballo ha reconocido públicamente que el yerno (número 2 de la lista y teniente de alcalde) "non sirve" y al nieto aún le faltan unos años. En cualquier caso, el problema radica en que en el PP la sucesión sigue siendo una cuestión de herencia.