Un informe de la CIG refleja en Ourense los principales males de la crisis
 
Más paro, más precariedad laboral, más emigración y una población cada vez más vieja, refleja el informe
 
 
 
 
 
7 de SEPTIEMBRE de 2016: OURENSE DIXITAL

Un tercio de la población de Ourense (más del 30%) tiene más de 65 años; en los últimos años (desde 2099), Ourense tiene 17.251 habitantes menos; la práctica totalidad de esos más de 17.000 que ya no están tenían cuando se fueron entre 15 y 35 años. Se concluye que la población de esta provincia es cada vez más vieja y hay menos jóvenes que, en su gran mayoría, emigraron y emigran.

Por otra parte, en ese período de tiempo se produjo una caída de la población activa de 8.700 personas; hay 31.300 ocupados menos; y 18.000 parados más. La población activa de menos de 35 años se ha reducido desde 2010 en un 24% (se han ido a otra parte en busca de futuro); para esos de menos de 35 años, la tasa de empleo ha bajado casi un 36%, un 35,8%; el año pasado, casi el 22% de los contratos suscritos tuvieron menos de una semana de duración; desde 2008, el salario medio en esta provincia descendió un 2,9%.

De índole demográfica el primero de los dos bloques de conclusiones y laboral el segundo, el informe que este martes presentó CIG-Ourense y que elaboró su Gabinete Técnico Confederal, dibuja una situación de la provincia ourensana "de paro, precariedade, emigración e avellentamento da poboación", indicaron la técnica Natividad López y el secretario comarcal de CIG-Ourense, Etelvino Blanco. Los datos no paran aquí: el grupo de personas asalariadas bajó en todos los grupos de edad; desde que comenzó la crisis, la población parada aumentó un 200% y casi la mitad lleva ya más de dos años sin empleo; en el conjunto de la provincia se considera que hay unos 10.300 hogares en los que todos y cualquiera de sus miembros en disposición de poder trabajar, están en paro.

El informe denuncia que la crisis económica no sólo echó de la provincia a un importante número de jóvenes, lo que agravó el problema demográfico existente, sino que cambio las condiciones de trabajo de una gran cantidad de personas ocupadas. Según la CIG, al aumentar las jornadas parciales, reducirse la duración de los contratos y bajar la media de los salarios, aumentó el número de personas en riesgo de exclusión social.

 
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