¡Quién lo diría!
Ya hace un año que en Xinzo no funciona la vidriera. El tiempo pasa que se las pela, y atrás quedan huelgas, paros, manifestaciones, etc. Y ahora qué...
Los que aquellos días andaban eufóricos por las calles diciendo que a los portugueses había que “enseñarles los dientes”, hoy no se sabe nada de ellos. ¿Mereció la pena tanto follón?. ¿Mereció la pena el pulso que unos cuantos iluminados, salvadores de la patria le echaron a los propietarios de la empresa pensando que, como eran portugueses, serían tontos?
Creo que a estas alturas ya se pueden analizar las cosas con un poco de perspectiva, la que da el tiempo transcurrido, y sin que a nadie tenga que parecerle mal.

De todos es sabido el dicho aque de que lo que mal empieza, mal acaba, y parece que aquí también se ha cumplido.
De todos era sabido que el motivo de la puesta en marcha de la Vidriera, no era una cuestión económica, ni de futuro para la comarca, era simplemente una cuestión política, para volver a ganar la alcaldía por parte de alguien que había sido sancionado por la justicia, no entro a valorar si justa o injustamente. Este era el principal motivo, si no por donde a alguien se le podría haber ocurrido montar una vidriera en un lugar de arena, sí, pero que no servía para la fabricación de vidrio. Hubo que traerla en camiones todos los días de otra comunidad autónoma.
¿Que hubiera pasado si en ese momento no hubiera las ayudas públicas que hubo para la puesta en marcha de la Vidriera?.
¿Quién estudió el proyecto de viabilidad de la misma? Es probable que alguien que no le prestó la debida atención. A fin de cuentas el dinero no era suyo. La prueba es que según las cuentas presentadas en los escasos 10 años de su existencia, los resultados nunca fueron positivos.

Tan solo el 20% de la plantilla (160 obreros) que empezaron en la Vidriera llegaron al final de sus días. Bastante significativo. Qué pasa, es que no valían o que se escogieron por su afiliación política y pensaron que eran funcionarios al servicio de la administración, con lo cual no hacía falta producir.

A aquellos que llegaron al final de los días de la Vidriera de Xinzo ahora deben quedarle unos 6 meses de paro. Tienen que seguir pagando sus hipotecas, y en los tiempos que corren, con la precariedad de empleo que existe en la comarca, solo les queda enrolarse en alguna de las múltiples listas  que parece que se van a presentar en la comarca y ver si así pueden coger un puesto de trabajo. Uno bien remunerado.
Y queda la pregunta, la gran pregunta: quienes fueron mas culpables en el final de la Vidriera, los que parieron la idea y la pusieron en marcha, los que no la supieron gestionar o, por último, los que la cerraron.
Pero he aquí la gran cuestión: ¿quiénes la cerraron?
Hay muchos que aún hoy tendrían que sonrojarse. Pero eso y la culpa son malas compañeros.