Date por jodido, pero luego
 
20 de ABRIL de 2011: OURENSE DIXITAL

Manuel Baltar dijo este martes que todo aquel que haya tenido la ocurrencia de ir a parar a cualquier otra lista que no sea una del PP siendo militante del PP, “se pode considerar automáticamente expulsado do partido”.
Serán unos cuantos, pronto se sabrá.
Daros por jodidos.

Baltar explicó, someramente, que en tales casos “a expulsión é automática”.
De este modo, el presidente provincial del PP de Ourense se ahorraba entrar en detalles de los mecanismos a habilitar por el partido, el cómo y el cuándo se incoaría el correspondiente expediente o lo que sea para arrojar por la borda a estos insensatos.
Como “a expulsión é automática” quizá alguno pueda pensar que el PP de Ourense ya dispone de un mecanismo que, nada más conocer la alta traición de los incursos en deserción de listas, los eutanasie o algo así.
No estaría mal porque así el presidente podría zafarse cualquier día de cualquiera de estos traidores que le fueran a llorar a la sede de Progreso, con un:
- o sinto, amigo, pero eu non fun, foi a máquina
No hay tal mecanismo ni automatismo ni nada que se le parezca.

Lo que ha venido a decir Baltar Blanco es lo que dijo, que “a expulsión é automática”... cuando tenga de ser.
Porque si en alguno de esos concellos alguno de esos pobres traidores tuviera la suerte de salir elegido y el PP la desgracia de quedar a las puertas de la mayoría absoluta, os aseguro que la expulsión ya no sería automática: sangre de nuestra sangre, un militante descarriado en un instante de ofuscación, pero bó rapaz e do PP de toda a vida.
Y ven pacá que contigo arreglamos.

Por lo tanto, al mecanismo de expulsión automática del PP que, como queda dicho, no está dotado de automatismo alguno, se explica fácil y gráficamente en el punto en que está el proceso de las municipales, a 33 días del 22-M, de la siguiente guisa: date por jodido, pero luego.
Ahora no, no vaya a ser.

Y mientras Baltar Blanco era este martes un presidente a vueltas con el mecanismo expulsatorio en cuestión, Poly Novoa era un hombre feliz. Bueno, en la medida que le permite la tristura que de un tiempo a esta parte le invade continuamente.
Finalmente logró que su Poly con el que llegó desde Cudeiro a la política, no se vea mezclado con el POLI con el que en Ourense amenazaban al PP unos cuantos amigos suyos.
Novoa aseguraba que le había costado convencerlos, y que al final lo había logrado sin automatismo expulsatorio alguno, solamente con la amistad, decía, que le une a aquellos que incluso pensaron que con esto, el POLI, le harían un favor a los que los baltares dejan fuera de la política ourensana al menos los cuatro próximos años.

 
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