Una provincia de baltares
 
26 de ABRIL de 2011: OURENSE DIXITAL

La palabra “Baltar” es como la pócima mágica de la aldea de los galos en las historietas de Astérix y Obélix. O como la oración de los pepés ourensanos podría ser con Baltar me acuesto y con Baltar me levanto. Estaba la precampaña muerta y ha venido Baltar, el Concello, a ponerla en pié de guerra. Aquí, en Ourense, se ve que sin “Baltar” no sabemos funcionar.

En Baltar se ha soltado el pelo un veterano mercenario de la política, que una vez se ganó los jornales municipales en el Concello de Xinzo, y luego se fue a Baltar porque Isáac Vila le indicó que dos genios en un mismo pueblo eran como dos gallos en un gallinero. Pero es obvio que el alcalde de Baltar y candidato del PP, José Antonio Feijóo Alonso, tiene madera. Y casta, popular, por supuesto.
Y ambición.
Porque ¿qué quería decir cuando le espetó a la candidata socialista que dejándole el camino libre conseguiría más dinero para él?

Preguntados socialistas al respecto dijeron no saber. Más es obvio que José Antonio Feijóo lo sabe, y parece que en el PP los baltares han restañado antiguos señuelos electorales que tan buenos resultados le dieron al padre: quien consiga un gobierno monocolor, todos de todos, será diputado provincial.
Pudo haberlo sido varias veces Manuel Prado López, el alcalde de Beariz, pero Prado es un tío íntegro como pocos en esta provincia, que no quiso darle el gustazo a Baltar Pumar porque no fue nunca de su cuerda ni cautivo de sus tentaciones. Sólo por esto Manuel Prado merece respeto.
José Antonio Feijóo no.

Al menos mientras no deje claro que los socialistas denuncian en falso, que ni siquiera visitó a la enfermera, a la farmacéutica ni a ese otro candidato al que osó ir a tentar cuando visitaba a un primo que se encuentra enfermo de gravedad. Aquí vale todo, asegura Justiniano González en su denuncia ante la Guardia Civil, así que 5.000 o 6.000 euros y te olvidas de la lista socialista.
Lo del Renault rojo y el Mercedes plateado suena a película mala de los años 80, de aprendices de espía macarrón agradecido al patrón y un tal Carqueixo que lo mismo podría tocar el trombón.
Con lo fácil que le hubiera sido al alcalde de Baltar ir a ver a la enfermera para decirle, simplemente, Esperanza, sae da lista que a tí dache igual e a min fasme un favor de carallo...
No, al contrario, los socialistas denuncian que el alcalde emprendió un lunes el camino de la bronca, a la vieja usanza, o te quitas o te saco yo.

Y todo eso obviando que la ahora candidata socialista no es una cándida recién llegada a la política rural (que se lo pregunten a Silvestre Rodríguez, ex alcalde socialista, que las pasó canutas), y que no está sola, que tiene aliadas como María del Carmen Sobrado en Xinzo, la madre de Laura Seara.
O la mismísima farmacéutica de Baltar, a la que ni siquiera se le ocurrió amenazar con el catálogo de fármacos de la Xunta de Galicia, que hubiera sido mucho más técnico e incluso de mucho mayor espectro para buena parte de la población de este concello. En cambio va y le espeta muy entrada la noche que falla su poder de convicción con la subordinada, que quizá no la ha chantajeado lo suficiente.

Ya sólo falta que irrumpa en escena con fuerza, decididamente, el PP. Y que el escenario se desplace al chalecito de Pachi en San Amaro, la trama agraria de Pablo García tome cuerpo también en Ourense, y tendremos la precampaña en el punto que en realidad somos: una provincia de baltares.

 
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