Solo 10 listas conforman la oferta electoral de las elecciones del 28 de mayo en la capital ourensana. Un registro solo equiparable a los procesos de 2007 y 2011, cuando se presentaron 9 alternativas. En 2015 fueron 11, y en las pasadas de 2019 la oferta se elevó hasta las 15. Frente a los 405 candidatos que hace cuatro años completaban aquellas 15 candidaturas, ahora hay solo 270. De las diez, tres de ellas son alternativas, al margen de partidos y coaliciones. ¿Es prueba del grado de desgaste de la política municipal a lo largo del mandato que concluye?

Desde luego que con un gobierno en minoría, que gobernó durante buena parte de su mandato con cuatro y hasta con tres ediles de un total de veintisiete; con los dos grandes bloques, PSOE y PP, incapaces de hallar una salida durante cuatro años para revertir todas y cualquier situación; con el PP entrando y saliendo en el gobierno municipal cómo y cuánto quiso; y con el estigma de principio a fin de haber sido la ciudad moneda de cambio de la provincia, y Jácome al frente de la capital para que Baltar Blanco gobernara la Diputación, la caída a diez candidaturas podría ser un perfecto reflejo de que el Concello de Ourense ya no interesa tanto como se ha plagado de recelos.

Se invierte tendencia de 2019, pese a que entonces el Concello salía de la triste etapa del popular Jesús Vázquez que solo pudo presumir de ahorrar mucho porque no gastó nada y la obra en la ciudad a cargo de la Xunta. Con las arcas llenas, entonces el Concello interesó a una quincena de fuerzas. Ahora solo hay diez propuestas.